GOBIERNO ABIERTO
I.
KEY
WORDS
GOBIERNO ABIERTO: Un gobierno abierto, es un gobierno que
abre sus puertas al mundo, co-innova con todos, especialmente con los
ciudadanos; comparte recursos que anteriormente estaban celosamente guardados,
y aprovecha el poder de la colaboración masiva, la transparencia en todas sus
operaciones, y no se comporta como un departamento o jurisdicción aislada, sino
como una estructura nueva, como una organización verdaderamente integrada y que
trabaja en red.
GESTION PUBLICA: La gestión pública es una especialidad
que se enfoca en la correcta y eficiente administración de los recursos del
Estado, a fin de satisfacer las necesidades de la ciudadanía e impulsar el
desarrollo del país.
TRANSPARENCIA: se refiere a la honestidad, ética y responsabilidad que deben
tener los gobiernos y los entes públicos a fin de dar a conocer a
los ciudadanos cuáles son las gestiones y actividades en las que se realizan
inversiones económicas de importancia social.
COLABORACIÓN: Un Gobierno colaborativo implica y
compromete a los ciudadanos y demás agentes en el propio trabajo de la
Administración. La colaboración supone la cooperación no sólo con la
ciudadanía, sino también con las empresas, las asociaciones y demás agentes, y
permite el trabajo conjunto dentro de la propia Administración entre sus
empleados y con otras Administraciones.
PARTICIPACIÓN: Un Gobierno participativo favorece el
derecho de la ciudadanía a participar activamente en la conformación de
políticas públicas y anima a la Administración a beneficiarse del conocimiento
y experiencia de los ciudadanos. Por tanto, impulsa acciones y orienta
actuaciones que aumentan el protagonismo e implicación de los ciudadanos en
asuntos públicos y compromete con mayor intensidad a las fuerzas políticas con
sus conciudadanos.
PARTICIPACIÓN: es una forma de democracia en
la que los ciudadanos tienen una mayor participación en la toma de
las decisiones políticas que les otorga tradicionalmente la democracia
representativa. La democracia participativa permite una participación ciudadana
mayor que en democracia representativa pero menor que en la llamada democracia
directa o democracia semidirecta.
II.
RESUMEN
El concepto de Gobierno
Abierto he emergido como un nuevo enfoque aglutinador de esfuerzos por mejorar
las capacidades del gobierno y modernizar las administraciones públicas bajo
los principios de la transparencia y apertura, la participación y la colaboración.
En este este artículo se aborda una aproximación a la evolución del concepto y
su revitalización que lo han convertido en un nuevo paradigma que promete
fortalecer los sistemas democráticos y mejorar la gestión pública.
III.
INTRODUCCIÓN
Los comienzos de la Administración Obama en los EE.UU. y sus
esfuerzos por modernizar la administración federal significaron el inicio del
redescubrimiento del concepto gobierno abierto (open government) dentro del
sector público en todo el mundo. En este sentido, el Memorándum for
Transparency and Open Government (21 de enero de 2009), incorporó esta cuestión
como una prioridad política de primer orden en torno a tres principios claves:
colaboración, transparencia y participación.
Y si hay un principio que puede producir innovación y cambio en las
administraciones públicas, ese es el de la transparencia. Siguiendo a Arenilla
((2011:120) “se trata de un principio fundamental en el ejercicio democrático
del poder y el antídoto más eficaz contra la corrupción, ya que se esconde
detrás del ejercicio opaco del poder”.
Debemos reconocer que el término de Gobierno Abierto no es algo
nuevo, ya que en el Reino Unido fue utilizado en los años setenta del siglo
pasado. Su uso hacía referencia a diversas cuestiones relacionadas con los
secretos del gobierno y su opacidad, así como la necesidad de abrir las
ventanas del sector público al escrutinio ciudadano (Chapman y Hunt (1987). En
su evolución posterior se consolida la filosofía de una ciudadanía responsable
con capacidad para valorar y enjuiciar las políticas y servicios públicos. Y
para ello resulta indispensable la ampliación de los derechos de los ciudadanos
al acceso de la información pública y su adecuada utilización. De esta forma,
cuando hablamos de gobierno abierto nos referimos al acceso y la libertad de
información, la protección de datos, la reforma de las leyes sobre secretos
oficiales y la necesidad, en una democracia consolidada, de poder obtener
información útil y accesible sobre las actividades gubernamentales.
Gobierno abierto y profundización de la democracia son dos caras de
la misma moneda ya que las medidas para implementarlo constituyen una nueva
forma de aproximarse a los ciudadanos, una revolución en la forma de utilizar
la información de las administraciones públicas o, incluso, una plataforma en
la que los ciudadanos se convierten en los verdaderos protagonistas de la
democracia (Lathrop y Ruma, 2011).
En sentido
destacar que la teoría de la democracia participativa1 aparece como un intento
de combinar adecuadamente el principio de representación con el incremento de
la participación política de los ciudadanos. Podemos considerar que la teoría
de la democracia participativa es un modelo normativo puro y dentro del amplio
espectro de enfoques que pueden ser identificados como tal. Las características
básicas que subyacen en la misma son el fomento a la participación directa de
los ciudadanos en el gobierno y la deliberación en la formación de la opinión
política. En este sentido, del Águila (2000: 4) consideraba que la democracia
participativa permite incentivar “la participación y a través suyo desarrollar
el juicio político ciudadano (....) cuantos más ciudadanos estén implicados en
ese proceso, mayor será la fortaleza de la democracia, mejor funcionará el
sistema, mayor será su legitimidad e; igualmente, mayor será su capacidad para
controlar al gobierno e impedir sus abusos”. Volviendo al concepto de gobierno
abierto, este implica un salto cualitativo ligado a la existencia de una nueva
generación de herramientas ligadas a la Web 2.0. Se da por supuesto que las
administraciones públicas disponen como materia prima básica para su
funcionamiento de numerosos datos referidos a las personas y sobre las más
diversas áreas de actividad. A partir de ahí, se tiende a sostener que la mera
puesta a disposición de la ciudadanía de dichos datos tiene unos efectos
benéficos de cara a la transparencia y la rendición de cuentas de los gobiernos
y administraciones públicas (Jaeger y Bertot, 2010). También podemos asumir que
tendrá consecuencias positivas para el propio funcionamiento interno de las
administraciones públicas, por ejemplo, reduciendo costes o siendo más
eficaces, disminuyendo la carga de trabajo de los empleados públicos o facilitando
la comunicación entre unidades u organizaciones.
IV.
SITUACIÓN
DEL TEMA A TRATAR
El gran desafío
al momento de encarar un abordaje sobre el concepto de Gobierno Abierto, parte
de la falta de consensos respecto de su definición y anclaje teórico.
Comenzaremos por elaborar una visión que nos permita sentar bases para su
análisis, fundado en algunas ideas sobre la evolución de las corrientes
democráticas y de administración pública circundantes. Luego, pretenderemos
hacer un análisis concreto sobre los pasos institucionales que han pretendido
implementar de forma efectiva las ideas del Gobierno Abierto. Los roles preponderantes
y actores que se han convertido en relevantes para la comunidad a nivel internacional.
Enfrentaremos la idea de que existe una primera etapa casi unívoca, la apertura
de los datos públicos. Y nos propondremos entonces determinar si
es efectivamente la transparencia el eje movilizador de estas iniciativas
de datos abiertos. En esta etapa propondremos una prerrogativa, la
innovación gubernamental debe convertirse en el eje del Gobierno Abierto,
dejando a la transparencia, la colaboración y la participación como pilares
estructurales y conceptuales, en vez de plantearlos como los fines procedimentales.
Tomaremos entonces a la innovación como eje necesario para avanzar hacia estados
modernos, capaces de resistir al cambio que plantea la sociedad de la
información, y con la resiliencia necesaria para integrar a los
nuevos actores generacionales que se suman a los procesos democráticos. Estos
son los interrogantes que pretenderemos responder, o al menos sobre los que reflexionaremos
en las siguientes páginas, con la convicción de que aun no existiendo
fórmulas directamente extrapolables de una administración a otra, el Gobierno Abierto
plantea mecanismos y dilemas que pueden servir para el sostenimiento y la
modernización de las democracias participativas.
V.
DESARROLLO
DE LA OPINIÓN
Desde hace una década, y sobre todo a raíz de la crisis económica
mundial que comienza en 2008, las presiones para que los gobiernos y sus
administraciones públicas se abran al escrutinio público, sean más accesibles y
sensibles a las demandas y necesidades de los ciudadanos, y respondan por la
confianza política otorgada para gestionar la cosa pública. El debate sobre del
tipo de gobierno e instituciones públicas que son necesarias para asumir los
retos que impone el siglo XXI es la continuación de una reflexión permanente
por adecuar la arquitectura institucional y política, la reforma del Estado y los
procesos de modernización de la gestión pública, que se han intensificado en
los últimas dos décadas años. Sin embargo y dado el reconocido fracaso de
diversos modelos de reforma y la contradictoria evidencia vinculada a los
resultados de las recetas aplicadas bajo el paradigma de la Nueva Gestión
Pública (NGP), ha surgido un nuevo movimiento en cuya base encontramos un
fuerte cuestionamiento a la forma en que se trabajan los asuntos públicos, que
pone de relieve el incontestable fenómeno del uso intensivo de las tecnologías
de información y comunicación (TIC) y de las redes sociales (o Web 2.0), que
promueve una activa y comprometida participación de la ciudadanía y que,
finalmente, presiona a los gobiernos e instituciones públicas a ser más
transparentes, facilitar el acceso a la información que poseen, y a guiarse por
nuevos códigos de conducta en cuyo trasfondo residen las nociones de “Buen
Gobierno”, de apertura a la sociedad y de cambio paradigmático hacia un modelo
emergente que esté en concordancia a la configuración de la sociedad en red de
la que formamos parte. Un Gobierno Abierto es aquel que establece una constante
deliberación con los ciudadanos, que toma decisiones basadas en sus necesidades
y preferencias, que facilita la colaboración de los ciudadanos y funcionarios
en el desarrollo de los servicios que presta y que comunica todo lo que decide
y hace de forma abierta y transparente (Calderón y Lorenzo, 2010). Por otro
lado, se puede considera como una doctrina política que sostiene que los temas
de gobierno y administración pública deben ser abiertos a todos los niveles
posibles en cuanto a transparencia para conseguir una mayor participación
ciudadana y una mejor regulación (Irekia, 2010).
Desde otra
perspectiva, para la OCDE el término ha evolucionado desde una mirada basada en
tres dimensiones relevantes que apelan a contar con una Administración Pública
transparente, accesible y receptiva (OCDE, 2006), a un enfoque donde se le
considera como plataforma para resolver cómo el gobierno puede trabajar con la
sociedad y los individuos para co-crear valor público (OCDE, 2010).
En su informe del año 2003 “Un gobierno abierto: fomentar el
diálogo con la sociedad civil”, la OCDE ya adelantaba una noción preliminar
sobre el concepto de Open Government bajo el rótulo de “Administración
Abierta”, concebida como plataforma de base para “implantar sólidos marcos
jurídicos, institucionales y políticos que rijan el acceso a la información, la
consulta y la participación pública en la materia contribuye a mejorar la
política pública, a luchar contra la corrupción y a incrementar la confianza de
la sociedad en la Administración”. En su concepción y propósito original,
aludía a la necesidad del gobierno y la administración pública para conectar de
manera más fluida con la sociedad civil en el marco de lograr una mayor
implicación ciudadana en la elaboración de las políticas públicas y promover el
buen gobierno: “informar, consultar y hacer participar a los ciudadanos
constituyen los pilares de todo buen gobierno, los medios adecuados de fomentar
la apertura, y una buena inversión para mejorar la elaboración de las políticas
públicas” (OCDE, 2003). Más tarde, se plantearía que un gobierno abierto se
refiere “a la transparencia de las acciones del gobierno, la accesibilidad de
los servicios públicos e información, y la capacidad de respuesta del gobierno
a las nuevas ideas, demandas y necesidades” (OCDE, 2005). Más recientemente,
dicho concepto ha retomado un papel protagónico en las agendas de distintos
gobiernos y administraciones públicas en el mundo, proceso que ha ido de la
mano de los avances tecnológicos, el uso de las redes sociales y la Web 2.0, y
de un arduo debate global acerca de las bases que deben sustentar la reforma
del gobierno y sus administraciones públicas. La evidencia disponible indica
que durante los últimos diez años, los países de la OCDE se han centrado en la
construcción de las instituciones y mecanismos de gobierno abierto para crear
una base sólida que sustente la aplicación e implementación de las políticas
públicas de manera adecuada y acorde a las nuevas realidades expresadas en el
tránsito a un modelo democrático más abierto, inclusivo, garantista y efectivo.
En la
actualidad, existen marcos jurídicos relativos que sustentan el desarrollo del
Gobierno Abierto en gran parte de los países miembros de la OCDE, y en ellos se
considera: (1) La legislación sobre el acceso a la información y libertad de
prensa; (2) La legislación sobre privacidad y protección de datos; (3) Las
leyes sobre procedimientos administrativos; (4) La legislación sobre Defensores
del Pueblo (Ombudsman); y (5) Las leyes sobre las entidades fiscalizadoras
superiores. Sin embargo, ha habido una atención limitada para analizar la
eficacia de estos marcos en su aplicación y qué resultados se han logrado en
términos de una mayor transparencia y accesibilidad, y una mayor posibilidad de
que los ciudadanos contribuyan al diseño de políticas y la prestación de
servicios. Por ejemplo, la apertura y acceso a bases de datos del gobierno
(open data) ofrece un gran potencial para la participación y la innovación. Sin
embargo, esto requiere no sólo de ajustes de las normas y los marcos de
referencia, sino también de medidas y políticas para fortalecer las capacidades
individuales y colectivas e incentivar la colaboración (OCDE, 2010).
En términos de la práctica cotidiana, podemos resumir que el
Gobierno Abierto presenta dos vertientes principales (ORSI, 2010):
1) La apertura de datos públicos, que busca la transparencia y la
mayor eficiencia del servicio público, permitiendo reutilizar los datos
públicos para generar nuevas actividades económicas y la rendición de cuentas
ante los ciudadanos.
2) La apertura de los medios sociales, que persigue facilitar la
comunicación y la participación, aprovechar el conocimiento y la experiencia de
los ciudadanos para ayudar en la provisión de servicios públicos, la
colaboración en red interna y con otras administraciones públicas, empresas y
organismos.
El Open data es una faceta de los ecosistemas abiertos ‘Open’ que
incluyen al Open Source (o puesta en común de código de aplicaciones mediante
licencias copyleft), el Open Innovation o mecanismos de cooperación en el
ámbito I+D+i y al Open Governance, una de cuyas facetas, es el Open Data.
El impulso al Open Data busca obtener dos resultados importantes:
1. Por un lado, promover la innovación usando los datos públicos
como catalizador de nuevas aplicaciones y servicios y, por tanto, transformar
los gobiernos de proveedores de servicios a gestores de plataformas
(permitiendo que otras entidades y/o usuarios, utilizando los datos públicos
liberados, puedan crear nuevas prestaciones en la Web y agregar valor público).
2. Por otro
lado, devolver a los ciudadanos sus propios datos, y así incrementar la
transparencia.
VI.
CONCLUSIONES
La iniciativa de gobierno abierto promueve una relación
bidireccional “Administración-ciudadano” de esta manera la participación y
colaboración del ciudadano es un “elemento vital” para que esta iniciativa
cumpla su propósito y no pase en los siguientes años como solo una iniciativa
más.

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